viernes, 20 de junio de 2008

La frustración de los críticos, y la estupidez de quienes los siguen.

Bueno, como Augusta está echando novio no ha escrito así que tendré que publicar yo otra vez...

Por supuesto es por todos bien sabido que los críticos de cualquier cosa no son mas que gente que se quedo frustrada por no poder hacer lo que critican, y tampoco les voy a venir aquí con la novedad de que esos tipos son unos amargados que destrozan lo que se pone a su vista… o a su gusto o a su oído.

Pero es que creo que nuca antes, como en este año, me había topado ante la mala actitud de esta gente. Por supuesto alguna vez había visto muy malas criticas en contra de cosas que me encantan, como las películas de Star Wars, pero en esas ocasiones debo reconocer que ignoré tales opiniones en gran parte debido a una ceguera dogmática que seguramente nos poseyó a millones de fans de George Lucas en el mundo.

En el caso de este año soy afortunado de presenciar dos películas en el cine que definitivamente me hicieron recobrar mi fe en la raza humana, bueno al menos la fe en que se pueden seguir haciendo buenas películas, y estas son Cloverfield y Meteoro. En ambas ocasiones di mis personalizadas cinco estrellas (que solo han obtenido contada películas como Al Este del Edén, Buffalo 66, Ciudadano Kane, Casablanca, Mulholland Drive, Naked Lunch y una docena mas)

Así que entre a Internet para compartir mi gozo con todo el mundo y me encontré con unas criticas que puedo dividir en dos vertientes. La primera y la segunda, jajaja.

La primera, la del soldado a pie, la del tipo que acostumbra ir con la novia o la esposa o los amigos una vez a la semana al cine para DIVERTIRSE. Estas en general fueron positivas, por supuesto había algunos reclamos, algo malo por ahí, pero bastante bien fundamentado.

La segunda, la de los críticos a sueldo, la de los bloggers pseudointelectualoides con pretensiones de ser Hitchcock región 4, y estas en general fueron durísimas, llenas de odio, de envidia, señalando fallas en cosas que a-nadie-le-importan y comparando el Blockbuster de la semana con Los Siete Samuráis o con El Director de Orquesta o con la película que consideren mas arquetipo-a-seguir.

Yo no se que piensa la gente que lea estas líneas, pero yo para ir al cine tengo como diez mil filtros diferentes para ver las películas, es decir, si voy a ver una película de la india María me preparo para ver persecuciones con burros y motos o cosas de ese estilo. Si voy a ver la película de terror del verano, pues me espero un montón de clichés argumentativos, visuales y hasta en el sonido, si voy a ver el drama la adaptación del libro del año entonces se que va a haber muchas cosas muy diferentes al libro y cuando pago mis cincuenta pesos en la taquilla estoy realizando un contrato tácito de que se que así va a ser y me voy a aguantar. Y es que ya debería escribirse el “pequeño manual de estética del cine para espectadores comunes y corrientes” en donde se establezcan todos los parámetros de los distintos géneros para que todos los amargados que solo van a hacerse daño en el hígado al ver una película sepan de que van las cosas, o al menos lo recuerden.

Por supuesto no estoy abogando porque el cine se vuelva mediocre y no salga de lo mismo, solamente estoy aceptando que en muchas ocasiones así es, y no vale la pena hacerse mala sangre, por fortuna siempre hay gente con ganas de romper los esquemas y hacer cosas verdaderamente innovadoras, bravo y bienvenidos, pero siempre tengan en cuenta que esta gente si que se expone a todo el rigor de la critica.

En mi caso, el caso de un historiador, a veces mis compañeros van a ver películas que quien sabe quien cataloga de “históricas” y salen hechos unas furias por las graves distorsiones que se hacen de la historia y la intención manipuladora de las grandes productoras de Hollywood al realizar este trabajo. ¿Y que? Es OBVIO, es una película, es ficción y debe ser tratado como tal, así que cuando yo voy al cine, dejo mis lentecitos de historiador en casa, y voy a reírme de Tarzán dirigiendo las cruzadas, o de los mamutes (así se escribe) en Egipto y bla bla.

Por lo tanto me considero una persona feliz que va al cine, y que en la mayoría de las veces sale también feliz, porque me gusta que me cuenten historias, porque retroalimento mi imaginación, y aunque odio los veinte minutos de comerciales que nos pasan antes de la película, el suelo pegajoso de la sala, los niños que dejan pasar a películas de clasificaciones adultos, la luz de los teléfonos celulares en medio de la sala, el que una de las cien personas mas altas que yo en la ciudad se siente delante de mi, amo el cine, amo las películas y las seguiré viendo el día en que entierren al ultimo amargado critico de cine.

Vean Meteoro, Cloverfield y Control, las mejores películas en lo que va del año :D

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